Capitulo 18

 




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La conversación que tenían Nerio, Damián y Silverio, era sobre el artículo 403, y la concesión de las facultades. Conversaban si en verdad Silverio podía hacer uso de eso de lo que estaba facultado. Nerio hacía su exposición. Damián buscaba no comprometerse, pues era de la opinión que, independientemente de si tenía o no esas facultades, había un elemento humano que tenía que prevalecer sobre cualquier elemento jurídico del articulado. Un hijo agradecido trata con cariño a su padre, o a su tutor, y trata de comprenderlo. Busca de cualquier manera no ofender, ni faltar el respeto, sobre todo, cuando se trataba de esperar un tiempo prudencial. Esa concesión especial llevaba a despojar de todo poder y mando a Toribio. Parecía encontrarse algunos intereses que no comprendía, y que le parecían extraños. Más allá de esos derechos, había unos deberes de agradecimiento.

Damián buscaba no comprometerse. Sin embargo, no se oponía a los cambios. Él mismo sería cambiado, y ya tenía fecha, y no había hecho ningún tipo de resistencia. Algunos, por el contrario, como Mateo, Humb y Luisma se oponían rotundamente. Eso significaba colocarse en el lado de Toribio, quien ya no tenía ningún peso en el mando. Los que accedían a los traslados, por la lógica de los acontecimientos, eran vistos como los que apoyaban a Silverio y se alegraban por el anonadamiento de Toribio. Se quedaba a la expectativa de si en el mes de enero se irían a realizar los cambios anunciados, pues en el caso afirmativo, sería una confirmación de las susodichas facultades especiales; y si en el caso negativo, Silverio pasaría a hacer el ridículo, y en algo, entonces, Toribio pasaría a tener razón. Entonces, se le complicaría el panorama a Silverio.

Silverio estaba bastante preocupado y quería realizar una carta explicativa por la que se le había concedido las facultades. El que Mateo no quisiera obedecer y se opusiera al cambio, llevaba a Silverio y a Eugenio a aumentar la ofensiva; pero ahora en una ofensiva justificativa. Damián, al respecto, le había hecho una sugerencia a Silverio, y le había comentado que no era necesario que se hiciera ninguna explicación. Era de suponerse que esa explicación y justificación sería la de demostrar que Toribio estaba enfermo mental, y que estaba loco. Llegar a esos extremos hubiera sido muy lastimoso, y de extremas consecuencias, porque se tendría que demostrar con especialización médica adecuada su salud mental, ya para negar que no lo estaba, ya para sostener clínicamente que estaba padeciendo de demencia y en qué medida, si lo estuviera. Además, habría que demostrar el tiempo que ya tendría con ese cuadro, y eso, en parte incluiría el tiempo en que Toribio propuso a Silverio para el ascenso en su gremio. Y se podría hasta decir que en ese tiempo de locura, pertenece el mismo hecho de la propuesta de Silverio al ascenso, y algunos hasta podrían demostrar que esa postulación para el ascenso de Silverio, era ya una prueba de la locura de Toribio. Las cosas se presentaban, entonces, desventajosas para el propio Silverio. Por eso Silverio parecía haber acatado la sugerencia de Damián, porque no hubo noticias de esa carta explicativa de la justificación de “las facultades especiales”.

Quedaba en espera la ejecución de los cambios y los traslados anunciados, y con ello la validez o la desautorización de los poderes especiales de la carta…. A Silverio ya no se le escuchaban las carcajadas bulleras… Las cosas parecían que se complicarían…. Silverio, sin embargo, había tomado sus precauciones y les había dicho a los removidos, que los cambios tenían que hacerse en los primeros días de enero, a partir del cinco. El propio Silverio tendría que estar en las respectivas asignaciones para hacer efectivo cada cambio, pues así lo mandaban los protocolos según la normativa. Pero no podría estar presente, ya que el mismo cinco de enero comenzaba la reunión de todos los jefes en la capital, y Silverio y Toribio tendrían que estar presentes, sin ninguna excusa para ausentarse. De esa reunión saldría la asignación del sucesor de Toribio. Pero Silverio se aseguraba que los cambios se hicieran, mientras ellos estarían reunidos. Y esto parecía otra jugada más a sus estrategias. Mientras los jefes se reunirían, los súbditos inmediatos estarían cambiándose de puestos y de lugares. Y esa estrategia podía verse como otra más de las de Silverio. En el caso de que en la reunión de jefe en la capital, se discutiera y se aclarara lo de “las facultades especiales”, ya se estaba haciendo efectiva su aplicación; y eso complicaría más las cosas, para el jefe que viniera a sustituir a Toribio, porque encontraría una confusión. Y, entonces, parecía ser que se trataba de provocar un caos, porque no se veía otra finalidad y objetivo inmediatos con los pretendidos cambios. Se decía que en algo se estaba beneficiando Eugenio, pero no se vislumbraba nada en la inmediatez de esos días. Igual se decía que Silverio estaba siendo manipulado por Eugenio; pero nadie podía pensar los beneficios, que en ambos casos, se podrían estar manejando. No se podía ocultar, por otra parte, que ya se estaba sucediendo unos efectos terribles de intimidación y de angustia creciente en los que tenían la noticia de cambios, traslados o remociones; pues no sabían a qué atenerse. No había sentido de brújula y de norte para guiarse en esa tormenta de inseguridad y de incerteza. Ese podría ser el objetivo de esa noticia, que tenía a todos en zozobra y nerviosismo, al no tener nada seguro. Eso complicaba aún más las cosas. Porque algunos se negaban a entregar sus oficinas y dependencias, y ya se tenía fechas. Todo ello llevaba a un suspenso enfermizo, porque unos no querían ni aprobaban los cambios; y otros, porque estaban contentos y tenían prisa en que se hicieran lo más rápido posible. Y eso mismo tenía a todos divididos. Además, porque casi todos consideraban que no había motivos ni razones para esos movimientos. Pero todo era cuestión de interpretación del texto de la carta, porque ahí estaba el punto fuerte y débil, al mismo tiempo, como veremos más adelante.


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