Capitulo 20

 

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 Se evidenciaba una división a pesar de que no había manifestaciones al respecto, ya que todos estaban expectantes de todo el escenario. En esa semana había habido la reunión de todos los jefes principales en la capital, y era de suponer que entre jefes las cosas se esclarecerían en relación a la situación que se estaba viviendo en la empresa de esa zona del país. Mientras tanto, Mateo, Marcos, Luisma, Humb y Marcos estaban tranzados en sus posturas de negativa abierta y declarada en contra de los cambios promovidos y anunciados por Silverio. Esa declaratoria los colocaba ipso facto a favor del jefe Toribio, y como era lógico en contra de Mam. Damián, por su parte, estaba muy confundido y parecía inclinarse hacia los cambios, manifestándose implícitamente a favor de Silverio, ya que el declararse a favor y realizar los cambios significaba enlistarse en una de las posturas. Damián estaba realmente muy confundido, y no sabía qué rumbos darle a su inclinación. Gracias a las conversaciones tenidas con Marcos, Damián había comenzado a comprender que la mejor postura era no realizar los cambios, y que lo mejor era esperar el desenlace de toda esa situación. Marcos había convencido a Damián que esa era la mejor manera. Y en eso habían quedado. Por otra parte, Greg el 8 de enero se había trasladado a su sitio de destino, según la lista anunciada y leída por Silverio en la reunión. Y ese movimiento parecía complicar las cosas, aunque se comprendía que Greg era, de manera manifiesta y confesa, ser del grupo de los asesores y partidarios de Silverio. En cierta manera ese traslado de Greg obligaría a que todos los demás tuviesen que ceder en los movimientos. Se decía que Eugenio había hecho lo mismo, pero se quedaba en dudas, pues Mateo se negaba a entregar sus instalaciones a las que iría Dom; y Eugenio iría a las instalaciones de Dom. Eso suponía que en ese triángulo de cambios, Mateo le entregara a Dom, y Dom a Eugenio; y a su vez, Mateo se dispusiera a dirigirse a donde estaba Jim. Pero Mateo no aceptaba ir donde Jim, y por eso Mateo no entregaba. Y las cosas del triángulo se descuadraban porque uno de los tres quedaría vacante y sin puesto de trabajo, siendo el afectado en ese trío Dom, porque al entregar a Eugenio quedaría libre para asumir el puesto de Mateo, pero Mateo no lo cedía; y entonces, Dom quedaría sin ubicación. Ese triángulo se convertía en un cuadrado al sumar el cambio de Jim, pues Jim iría donde Eugenio; Eugenio donde Dom; Dom donde Mateo; y Mateo donde Jim. Todo estaría comenzando con Jim y seguiría con Mateo; porque Mateo no aceptaba ir donde Jim; y éste no podía dejar esa plaza tan importante. En todo caso iba a quedar uno de los cuatro sin ubicación, porque sería igual a decir que de 1 se pasaría a 2, o a cualquier otro numero pero en una escalad de cuatro, y en donde todos los componentes tendrían que estar en el tablero del juego numérico. Y no podría faltar un número, porque se pasaría a impar, y era un juego de cuatro números, al ser de par la jugada. Eso sucedía en ese caso específico de los cambios en una ruleta de cuatro números y jugadores, en donde sí faltaba uno, se descuadraba toda la resultante. Y eso estaba sucediendo. Era distinto en el caso de Chu y Mot, en donde los cambios irían a ser bilaterales, pues Mot iría donde Chu, y Chu donde Mot; y ahí no se trancaba ni se descuadraba nada; pero esos cambios estaban anunciados para el mes de febrero, y para ello faltaba mucho tiempo por transcurrir, y se esperaban que las cosas cambiarían mientras tanto. Igual estaba sucediendo en el caso de Greg, que ya se había ido y estaba instalado en su nuevo destino; y aún cuando no parecía haber habido problemas las cosas se presagiaban problemáticas para el propio Greg, a quien las cosas se le podrían complicar, como ya lo estaban para todos los que habían sido y estado como asesores de Silverio, incluyendo el principal de todos los asesores y pensadores intelectuales, como el propio Eugenio. El grupo de Silverio, empezando por sus ayudantes inmediatos, tenían que realizar los cambios como se habían anunciado, en sus respectivas fechas. Greg se iría para la sede que estaba cubriendo interinamente Arc, quien estaba atendiendo dos sedes simultáneamente, la suya y la que estaba vacante, que era a donde iría Greg. Pero para la sede de Greg tendría que ir Humb; pero Humb se negaba a realizar el traslado y no aceptaba bajo ninguna circunstancia la asignación escrita que Silverio le había hecho llegar a través de Arc, a finales del mes de diciembre. Silverio ya había amenazado a Humb, y se había querido imponer al decirle que él tenía “facultades especiales”, y que tenía que obedecer, de por las buenas, o de por las malas, porque él era el jefe. Humb se había resistido y se había mantenido firme en esa resistencia declarada y manifiesta. Greg, por su parte, también había hablado con Humb para que fuera a recibir oficialmente la sede que Greg dejaría, porque tenía que ir a tomar su nueva asignación. Humb seguía en su negativa. Entonces, en la fecha indicada Greg dejó su sede, y se fue a tomar la que le habían indicado. Hasta ahí, no había ningún problema. Éste se presentaba a partir de ahí, porque Greg dejaba vacante, sin asistencia y sin dirección las instalaciones que dejaba, y se iba a asumir la nueva, y dejaba vacante la anterior. Este movimiento de Greg, que era del grupo de los pensantes y asesores de Silverio, era una estrategia para generar un caos, y obligar a que cada cual tuviera que moverse a los cambios respectivos. Se decía que Eugenio también había hecho lo mismo; pero se supondría que Dom tendría que haberle entregado, y no había habido noticias al respecto. Eso hacía suponer que el único que se había movido era Greg, y eso mismo hacía pensar que Greg estaba siendo utilizado, y estaba haciendo el papel de tonto útil. Por supuesto que había que esperar que Toribio y Silverio regresaran de la reunión de jefes principales de la capital, para saber noticias de toda esa situación de jefe con poderes continuados, o de jefe con “facultades especiales”, y bajo qué y cuáles circunstancias. Porque de aclararse bien la situación limitada de Silverio en esa concesión especial, Silverio y su grupo estarían en graves problemas, y pasaría a ser Greg la primera inmolación de un sacrificio sin sentido, por una mala interpretación de las letras de la carta. Porque Eugenio, en todo caso, se mantenía en su sede, y no había puesto en riesgo absolutamente nada.

 No había todavía noticias de los resultados de la reunión de la capital. Ya todos los jefes habían regresado a sus lugares. El silencio era la única señal que había. Las cosas estaban aparentemente esclarecidas y aclaradas, pero había que esperar una pronunciación oficial; y ésta no se daba. Se mantenían las expectativas, aunque con una cierta tranquilidad. Pero nada sería totalmente tranquilizante hasta que no hubiera una información precisa, clara y tajante. Y todavía se quedaba en la espera. Tal vez, Greg no se imaginaba que se hallaba caminando en la cuerda floja, sin maya de protección ni sombrilla para balancear el desequilibrio de ese caminar en el bamboleo del acto de circo que se estaba ejecutando. En todo caso, había que esperar, igualmente.

 Humb, Marcos, Mateo y Luisma siempre habían estado claros, aunque al principio no era más que por rebeldía. Pero era una rebeldía fruto del inconsciente que les estaba diciendo que las cosas requerían de maduración y de tiempo natural en ese proceso de crecimiento. La verdad, sin duda, está en el inconsciente del ser humano. Es ahí donde se anida y se refugia la verdad. Tal vez los sentidos, que captan más de lo que percibimos a flor de piel, estaban conectándose con toda la maquinaria cerebral en ese reajuste de situaciones para poder comprender las realidades y saber interpretarlas. Algo de falsedad, o mucho de mentira camuflada de verdad a medias o no completas, estaban percibiendo los sentidos de Mateo. Tal vez su experiencia de los años y sus canas de viejo le habían dado la primera señal de que las cosas no eran como se estaban presentando. Los sentidos en su conjunto son los grandes sensores que captan las luces imperceptibles y los sonidos inaudibles, o los olores aparentemente inoloros, en un chispeo tímido pero necesario para dar la alarma al cerebro en conexión con la justa adecuación de la realidad. Mateo parecía haber percibido esas sensaciones. O, quizás ya Mateo lo sabía por conocimiento directo al saber del contenido de la carta, ya que en esos momentos del arribo de la correspondencia, Mateo era secretario inmediato de Toribio; y eso explicaría la tranquilidad y la paz que se le veía a Mateo el día de la reunión de la lectura de la lista de los cambios. No lo sabían, sin embargo, Damián, Marcos y Hum, quienes habían ido madurando poco a poco en la comprensión de que las cosas no estaban claras. Luisma apoyaba, por petición directa a Mateo, quien le había dicho que confiara en él, y que no hiciera problema en mantenerse en el lado opuesto, porque los vientos soplarían a favor. Pero los otros tres fueron desvelando con los días esa verdad, con la ayuda de conversaciones y exposición de las situaciones. Damián, más tarde lo fue comprendiendo con la ayuda de terceros y de Marcos, quien le había abierto los ojos en algunas conversaciones habidas entre los dos. Marcos no había estado claro desde un comienzo; pero en esas conversaciones se habían ido dando la suma de todos los elementos, e iban dándose nuevas luces que iban agrandando la luz que ahora tenían, al comprender que Silverio estaba equivocado en la aplicación de las mencionadas facultades de que lo hacían acreedor. Quedaba por saberse si Silverio se había equivocado sabiendo que estaba en el error; o si se había equivocado por desconocimiento craso. Si hubiera sido lo segundo, era en algo comprensible; pero no se justificaba, pues tenía a Eugenio, quien hacía gala de ser perito en la materia de estudio y conocimiento de los artículos de la constitución de la empresa y del gremio. Igualmente, cabía esa misma posibilidad. Entonces, Eugenio no era tan experto como se le debería haber calificado, y no sabía, ni había sabido nunca, ni antes ni ahora, absolutamente nada de lo que se hacía orgulloso de tener una especialidad universitaria en esa materia. O realmente era un verdadero conocedor, y por eso había sabido busEugenioe la aplicación a la conveniencias, pues se dice que los expertos son maestros en presentar como legal y lícito, lo que va contra las normas, pues son dos las verdades, una la verdad verdadera, y otra la verdad procesal, que es la que se demuestra en procesos de litigio. Pero en el caso, de que Silverio lo sabía y lo había obviado por astucia e intención y premeditación, entonces, habría que hacerle una penalización con todas sus consecuencias, por actuar con alevosía y ventaja. E, igualmente, a todos sus asesores inmediatos. En todo caso, la ignorancia no excluye la aplicación de las leyes si se infringen.

 Iban pasando los días. La reunión de los jefes en la capital ya había terminado. Se esperaba que regresara cada cual a su lugar; y en este caso, que volvieran los dos, Silverio y Toribio. E, igual, se suponía que uno de los dos llegaría sintiéndose fuerte, y el otro con la cabeza gacha. Lo triste de la situación fue que ninguno de los dos regresó de inmediato, como se esperaba y como era lo lógico. En el caso de Silverio tendría que haber regresado para hacer cumplir el mandado de los cambios; pero no regresó, sino que se fue a otra ciudad a darse unos días de descanso. Esto confirmaba la irresponsabilidad de Silverio, como el causante y el origen de todo el caos que había provocado. Y hacía ver como una burla más todo su comportamiento. Toribio tampoco había regresado de inmediato, sino que se había ido a visitar a un familiar que estaba enfermo, a otra ciudad. Mientras tanto, todo tendría que realizarse como se había dicho en relación de los cambios, sin jefe y sin mando. Eso mantenía en vilo a todo el resto, pues no sabía qué hacer. Faltaba quien se aventurara a tomar el timonel, y en esas circunstancias sería un atrevimiento aventurero y sin resultados promisorios. Lo mejor era esperar, mientras que el caos y la confusión reinaban.


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